Entrevista a Gregory Cohen (mercado negro)
Entrevista a Gregory Cohen "El Espectador se subestima a sí mismo" | ||
Por Francisca Araya | ||
Gregory Cohen estudió Ingeniería en la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile, pero no terminó. Estudió en la Facultad de Ciencias de la misma institución y tampoco terminó. Encontró parte de su vocación en el grupo de teatro universitario "El Teniente Bello" y después se dedicó a las comunicaciones, la publicidad y el cine sucesivamente. Hasta el año pasado hacía clases de Creatividad en la Facultad de ingeniería en la U. de Chile y en la Universidad Diego Portales, clases de dramaturgia en el Arcis y la Universidad Católica, y clases de guión y libreto en la Escuela de Cine. En su currículo encontramos novelas como "Mercenario ad honorem" y "El vacío histórico", películas como "El Hombre que imaginaba" y cortometrajes próximos a estrenar como "La Espera" y "El baño". Por lo visto su especialidad es el cine y no la ciencia. Aquí están sus percepciones al respecto. | ||
¿Ha visto alguna película que le haya gustado últimamente? La última que vi es la película "Pi" (3,1416...) y me gustó mucho porque el personaje es un obsesivo, pero además tiene una argumentación, y tiene una misión o el cree que tiene una misión, es muy interesante más allá de que la película esté bien hecha en términos técnicos o artísticos. La obra como un todo genera ciertas inquietudes cuando las obsesiones están de por medio, lo mismo pasa con las películas que retratan una situación social de un país, te sientes identificado, te remueve internamente, y esta película en particular me gustó mucho. Es la obsesión de un matemático por encontrar la fórmula general de la existencia, como el obsesivo con consistencia ideológica de "Los siete pecados capitales". Después se encuentra con otro obsesivo en otro mundo - a todo esto ambos son de apellido Cohen- el antiguo testamento, y empiezan a relacionar estos mundos aparentemente contradictorios. Los personajes son muy interesantes, porque en general los personajes son bastantes clichés y no logran profundidad. Obviamente se va estrenar a un nivel alternativo porque la gente está muy acostumbrada a películas que cuentan anécdotas, sin involucrarse ellos mismos con sus pasiones y sus misterios. Con las buenas películas uno se involucra, sin perder la distancia ni el humor, frente a lo que le sucede al protagonista. ¿Cuáles son los pecados del cine industrial? El cine industrial, en general, concibe el cine más que un arte, como una entretención. Esto no implica que el cine arte no lo considere entretención también, pero este puede significar un real aprendizaje para uno como espectador o puede resbalar sobre una anécdota, con la cual uno se divierte o se emociona y luego desaparece. Cada persona sabe si logra conmoverse con cada historia, pero en general, el cine industrial, concibe el cine como un producto comercial dónde lo más importante es que se venda y al cual la gente va a entretenerse y a consumir una anécdota. En cambio, el cine arte, obviamente, tiene su anécdota, pero el producto va mucho más allá, tiene que ver con un gran acto especulativo, de reflexión, no tan solo de los que hacen la película, sino también del espectador consigo mismo y su entorno. Yo, cuando voy a ver una película, espero que me sorprenda, me inquiete, me irrite, que me llene de preguntas, en lugar, simplemente, de resbalar por una anécdota que ya he visto antes en la vida real. Sin embargo, también hay aciertos espectaculares en el cine industrial como "Té con Mussolini", por ejemplo. ¿No existiría una subestimación del espectador en el cine industrial? Indudable. El problema es que el espectador también se subestima a si mismo, es un círculo vicioso. El gran argumento de la TV es "lo que la gente pide" y señalan el rating versus un programa cultural, pero cabe preguntarse si está realmente diseñado todo para desarrollar los talentos del espectador o el espectador está degustando una dieta a la cual ya está acostumbrado y cree que no hay alternativa. Qué pasaría si en la TV, a una hora determinada, no hubiera más alternativa que la cultura -conste que incluso en dictadura hubo franja cultural- . Supongamos que apagan la tele. Lo más probable es que al cuarto o quinto día la encienda y vea un poco, y lo más probable es que después de un mes ya sepa cual le gusta más o cual le gusta menos. El problema es que al espectador se le trata como un niño de ocho años, entonces no puede ver nada demasiado dificultoso, incluso los temas más profundos son tratados como un show. Y no pueden decir que los anunciadores no van a colocar publicidad porque no. Hay que cortar el círculo vicioso, pero ese corte pasa por una opción, y en realidad a la empresa privada no le importa tener un público más culto. Nuestros líderes de opinión son intelectuales mediocres y deficientes, incapaces de relacionar mundos, son especialistas, y son gente exitosa vinculada directamente con el consumo. Zamorano es CTC, Margot Khal es Almacenes Paris, la Eli es Hites, etc. ¿Cuál es la responsabilidad de artistas e intelectuales en esta separación que existe entre la cultura y la vida cotidiana? Desde que se acabó la dictadura la responsabilidad del intelectual ha sido dramática, no sé si es por desgaste, por dinero, por contactos, o por los medios, pero los artistas e intelectuales se han refugiado en su propio espacio, preocupados por sus propios intereses. Han ido dejando el espacio, y los que permanecen en las tribunas se han ido deformando, desperdiciando sus talentos poniéndolos a disposición de lo que dice el medio. El caso más dramático son los actores que solo muestran un 1% o 2% de su talento en las teleseries. Ahora el artista se compromete solo consigo mismo y se compromete con la mediocridad, lamentablemente, y lo peor de todo es que algunos empiezan a encontrar justificación o incluso lo encuentran bueno. Es necesario generar un ambiente, un intercambio de talentos no sólo entre los artistas sino entre los ciudadanos, pero resulta que el político ve al ciudadano como una unidad de negocio especialmente neurálgico en época de elecciones y se maneja en esos términos. ¿Cuáles serian los pecados del cine independiente? El pecado del cine arte no es del cine arte, es del sistema. Fíjate que antes, en la década de los sesenta, cuando existían los cines del barrio, se exhibían una variedad de películas increíble para estos tiempos. Yo iba al cine del paradero 18 de Gran Avenida, al Palace Ovalle o la Cine Moderno, y podía ver una comedia de Jerry Lewis, o una mexicana o una francesa o una italiana de Antonioni. Entonces el espectro era mucho más variado. Yo veía La Momia o Drácula y decía "esto es cine", y después veía Eclipse de Antonioni y también eso era cine. Era mucho más democrático. Algunos entendían más, otros menos, pero tenían la misma libertad. Con respecto al término de la censura cinematográfica ¿Cuál es su opinión? Aparentemente es muy bueno que todo lo que se hace, se dé. Por otro lado hay un tipo de censura muy difícil de implementar porque la censura, en general, tiene variables bastante claras, en términos morales, valóricos y temáticos, pero es difícil de implementar cuando se trata de rangos de calidad. Claro que con la libertad de expresión tu puedes hacer cosas buenas y malas, de acuerdo, cada uno verá, pero sobre todo no hay ninguna regulación sobre los efectos que puede tener la mala calidad de los programas y que generan problemas graves conductuales en las personas, no solo la programación sino también la publicidad. Este proyecto también incluye la liberación de la censura con respecto a cine pornográfico ¿Ud. lo considera censurable? Es que pornográfico puede ser "El Imperio de las Pasiones" o "El Último Tango en Paris" que fueron censurados y esto tiene que ver con criterios, y la derecha conservadora, salvo excepciones, no tiene mucho criterio. Pero en fin, como hay público para todo, todo eso robustece el mercado también. Cuando hay un país dañado en su autoestima, en sus valores, en sus relaciones humanas, cualquier cosa que entre lo desestabiliza. O sea, no debería ser un problema la pornografía, pero este país está muy dañado, están interrumpidos los afectos. ¿Cuál es su perspectiva en el ámbito cultural con Lagos y Squella en La Moneda? Yo fui invitado una vez a una mesa sobre políticas culturales y primitivamente estaba Squella invitado y varias otras personas, y no llegó nadie del gobierno. Eso revela una despreocupación por el debate sobre el tema. Uno puede pensar que las políticas son y son, se hacen y listo. Yo estuve leyendo muchos de los proyectos gubernamentales sobre la cultura, y vi muy buenas intenciones, pero solo en una se sugería o se vinculaba directa o indirectamente a las personas que hablaban de educar la sensibilidad de las personas, el talento. El resto hablaba de la censura, la diversidad, la libertad de expresión, abstracciones que son obvias, o sea, ¡¿Cómo no?! Pero todo eso no se implementa. Qué sacamos con que el gesto cultural se reduzca y no se replique y no se convierta en un megagesto. Entonces, ¿Cómo resolvemos el problema del arte y la cultura? Poniendo plata, mucho evento, mucha propaganda. Y el exceso de propaganda a mí me parece sospechoso, porque en este país parece que solucionar algo es hablar de eso, pero no reflexionar, sino tan solo mencionarlo, decir "Chile, capital de la cultura" y así solucionamos todo. Por ejemplo, hay una campaña sobre la relación padres-hijos que dice "Dedícale más tiempo a tu hijo", pero eso también tiene que ver con la estructura del trabajo, o sea, por un lado te dicen "preocúpate" mientras que por otro te sacan la cresta trabajando. Entonces ¿Qué coherencia hay entre el mundo del trabajo, de la expansión y de la familia? La política cultural no puede ser separada del resto, todo está relacionado, la base tiene que ser el intercambio de talentos entre las personas, a todo nivel y en todo lugar. |
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