Dime como usas el baño y te diré quién eres
El doctor norteamericano Will Miller dejó por un momento su consulta médica y con una buena cuota de humor se internó en un baño para husmear en el comportamiento que hombres y mujeres tienen en el lugar más íntimo de sus casas.
Observó, reflexionó y al final delineó seis tipos de personalidad, según el tiempo que cada cual se toma para ocupar el excusado, qué hace en ése rato y en qué condiciones lo deja para el que venga después.
El rey del trono: son aquellos hombres que con un libro, una revista entretenida o un crucigrama que resolver bajo el brazo, se encierran un largo rato en el baño, con la orden perenteroria de que nadie lo moleste. Miller no tiene dudas de que estos reyes -porque la mayoría son hombres- usan el baño como si fuese su “palacio”, puesto que allí sienten que nadie les exige nada y además tienen paz y privacidad para poner en orden sus ideas.
Los telefonistas: habladores compulsivos que se refugian en el baño como si fuese una cabina telefónica. No se despegan del celular. Ahí se toman su tiempo para sostener prolongadas conversaciones sin importar que el interlocutor escuche todos los ruidos: la llave, la descarga y otros sonidos. Sin lugar a dudas son personas extravertidas.
Ejecutivo: este personaje no está dispuesto a perder el tiempo. Entra al baño para lo justo. Lo ocupa, se lava las manos y se va.
Divas discretas: No están preocupadas del excusado sino que se internan en su santuario estético, rodeadas de sales, jabones aromáticos y cremas, para escapar del mundo, acicalarse y dejar que su mente divague.
Desordenado séptico: es un flojo con complejo de superioridad que deja un desastre a su paso. Jamás repone el rollo de papel, ni baja la tapa del WC o recoje una toalla mojada. Patrulla del baño: viene a salvar al desordenado. Se esmera porque todo esté en orden y pulcro. Sus mejores amigos son los desinfectantes y los traperos. Son personas compulsivas, pero también amorosas.
Quien bien sabe de esta clasificación, es Gregory Cohen, director de la película “El baño” que se estrenará en noviembre. “Lo recomendable es que todos seamos reyes por lo menos en el baño. El estrés nos ha llevado a tal urgencia que ahora estoy mutando para ser ejecutivo y no sé por qué”. Muerto de la risa, confiesa que “le pediría a los candidatos que todos tuviésemos al menos veinte minutos para estar en el baño. Ese es el rato de más ocio y creatividad”.
Observó, reflexionó y al final delineó seis tipos de personalidad, según el tiempo que cada cual se toma para ocupar el excusado, qué hace en ése rato y en qué condiciones lo deja para el que venga después.
El rey del trono: son aquellos hombres que con un libro, una revista entretenida o un crucigrama que resolver bajo el brazo, se encierran un largo rato en el baño, con la orden perenteroria de que nadie lo moleste. Miller no tiene dudas de que estos reyes -porque la mayoría son hombres- usan el baño como si fuese su “palacio”, puesto que allí sienten que nadie les exige nada y además tienen paz y privacidad para poner en orden sus ideas.
Los telefonistas: habladores compulsivos que se refugian en el baño como si fuese una cabina telefónica. No se despegan del celular. Ahí se toman su tiempo para sostener prolongadas conversaciones sin importar que el interlocutor escuche todos los ruidos: la llave, la descarga y otros sonidos. Sin lugar a dudas son personas extravertidas.
Ejecutivo: este personaje no está dispuesto a perder el tiempo. Entra al baño para lo justo. Lo ocupa, se lava las manos y se va.
Divas discretas: No están preocupadas del excusado sino que se internan en su santuario estético, rodeadas de sales, jabones aromáticos y cremas, para escapar del mundo, acicalarse y dejar que su mente divague.
Desordenado séptico: es un flojo con complejo de superioridad que deja un desastre a su paso. Jamás repone el rollo de papel, ni baja la tapa del WC o recoje una toalla mojada. Patrulla del baño: viene a salvar al desordenado. Se esmera porque todo esté en orden y pulcro. Sus mejores amigos son los desinfectantes y los traperos. Son personas compulsivas, pero también amorosas.
Quien bien sabe de esta clasificación, es Gregory Cohen, director de la película “El baño” que se estrenará en noviembre. “Lo recomendable es que todos seamos reyes por lo menos en el baño. El estrés nos ha llevado a tal urgencia que ahora estoy mutando para ser ejecutivo y no sé por qué”. Muerto de la risa, confiesa que “le pediría a los candidatos que todos tuviésemos al menos veinte minutos para estar en el baño. Ese es el rato de más ocio y creatividad”.
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